Si el empresario es encontrado culpable, las sentencias oscilan entre 15 años y cadena perpetua. Este sería uno de los casos más impactantes en la historia reciente del entretenimiento.

El rapero Sean Diddy Combs, también conocido como Puff Daddy, se encuentra detenido en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn, New York desde el pasado lunes 16 de septiembre. Allí, enfrenta uno de los momentos más oscuros de su carrera, una demanda que habla de tráfico sexual por la fuerza, conspiración para extorsionar y transporte con fines de prostitución.

A pesar de que su equipo legal ofreció una fianza de 50 millones de dólares para permitirle enfrentar el proceso en libertad, la jueza Robyn Tarnofsky se negó rotundamente a concederla. Adicional, se suma la estricta vigilancia debido a un supuesto "riesgo de suicidio", lo que ha dejado sin palabras al equipo que maneja la situación del artista.

Las acusaciones mencionadas anteriormente, surgen de una investigación federal que detalla eventos sexuales organizados, conocidos como “Freak Offs”, donde supuestamente las víctimas eran drogadas y forzadas a participar en actos sexuales que, en ocasiones, duraban días. Testimonios de más de 50 víctimas y testigos refuerzan el caso.

Tras su arresto el 16 de septiembre, Combs compareció en una audiencia de acusación en la que se declaró inocente de los cargos en su contra. Esto, sería tan solo el inicio ya que el proceso judicial podría llegar hasta el próximo año, si el empresario no cede a negociaciones para disminuir su sentencia. La magnitud de los cargos que enfrenta Sean Combs es tal que, si es hallado culpable, las penas podrían oscilar entre 15 años y cadena perpetua.