A medida que las empresas crecen, se buscan nuevas y mejores herramientas para contrarrestar el cambio climático y el deterioro ambiental. Como parte de la sociedad, cada uno de nosotros también puede contribuir con medidas básicas aplicadas día a día.

Vivimos en un planeta en el que cada vez se están sintiendo más los estragos del calentamiento global y del cambio climático, industrias como la moda que es una de las más contaminantes, busca alternativas de sostenibilidad y prácticas amigables con los recursos naturales. Sin embargo, nosotros con nuestro comportamiento podemos influir positivamente en el desarrollo sostenible con pequeños hábitos diarios.

Un primer paso que tal vez no conocías y que puede hacer la diferencia es el consumo sostenible de alimentos: procurar comprar productos de temporada y productos regionales. Muchas frutas y verduras se cultivan en regiones lejanas y se transportan miles de kilómetros, lo que produce enormes cantidades de CO2. Entre los productos regionales están el café, el banano, la papa, el cacao, el aguacate, el tomate de árbol o la guayaba.

Otro aspecto importante es el buscar reparar antes que comprar, si bien a veces se hace más económico comprar un producto nuevo que reparar un artículo, al buscar una actitud sostenible valdrá la pena invertir el tiempo en aprender a renovar por nuestra cuenta. Esto no sólo protege el medio ambiente y el bolsillo, según expertos, esto también nos hace más conscientes y felices.

 

Por último, es importante tener en cuenta que muchos de los aparatos funcionan continuamente, en modo de stand-by (reposo) y nosotros como consumidores no solemos usar esta herramienta. El televisor, por ejemplo, funciona en modo standby durante unas 20 horas al día. Adicional, aunque los electrodomésticos y dispositivos electrónicos estén apagados, siguen consumiendo energía si siguen conectados a la corriente, así que uno de los hábitos ecoamigables más sencillos es procurar desconectarlos cuando no los estés usando.